Queremos aire y no "Fluoruro de Kriptom" con el que casi nos envenenan un día de la semana pasada. Pero, no es de ese aire del que voy a hablar, sino del aire como espacio vital que necesita cada persona para desarrollar su actividad sin encontrarse constreñido al mínimo entorno al que hacen trabajar a todo el personal del Servicio de Informática (SICUZ).
La reivindicación de una reforma en la estructura organizativa del SICUZ no es un mero acompañamiento a otras reivindicacíones solicitadas, es una reivindicación principal, para mí la más importante.
Una organización diseñada hace 20 años no puede encajar el desarrollo de actividades para responder a los retos actuales; una organización que no se modifica desde hace tanto tiempo indica la dejadez de los responsables sobre un servicio tan básico como es la informática -en cuanto a la dejadez, este Rector incluso se ha permitido el lujo de no nombrar a ningún delegado hasta hace unos días y cuando lo ha hecho ha sido con un perfil tan bajo dentro del Consejo de Dirección que no sabemos si es un nombramiento exclusivamente para cumplir-;una estructura totalmente cerrada, que no permite la promoción personal, impide la motivación; una estructura que al no adaptarse a las actividades demandadas conlleva que las mismas sean ejercidas por otros servicios no tan cualificados o, peor incluso, por empresas externas con lo que eso supone en cuanto perdida de control y "KnowHow".
La reforma de la estructura del SICUZ no es demanda baladí, es el aire que necesita el Servicio para que la Universidad vuelva a verlo como un servicio dinámico, adaptado a las demandas de los docentes, investigadores y alumnos, y sobre todo, como el lugar donde buscar cualquier respuesta a cualquier duda sobre asuntos informáticos, que en los tiempos que corren son casi todos.
Nuestros motivos.
Hace 15 años
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